Saltar al contenido

Carta a la amante de mi esposo

Carta a la amante de mi esposo
Contenido del Artículo

¿Por qué realizar una carta a la amante de mi esposo?

La infidelidad es una situación devastadora para muchas parejas, sobre todo para la mujer cuando tiene la certeza que su marido tiene interés en otra persona, y tiene una amante; el dolor indescriptible que causa la traición a la confianza y al amor que se profesa en pareja puede ser difícil de sanar.

Sin embargo, la posibilidad de recuperación de la pareja requerirá del esfuerzo de ambos para poder recuperar la confianza y el amor de su matrimonio. Ahora bien, en los casos donde se busca reconstruir la relación es necesario enfrentar la realidad de la situación y estar consciente de la existencia de otra persona que intenta o intentó arrebatar el amor de su pareja.

Es importante confrontar la situación y aclarar la posición en que te encuentras como mujer, aquí te presentamos algunos modelos de carta a la amante de mi esposo, realizado por otras mujeres con la misma problemática, los cuales te pueden ayuda o servir de guía para poner en claro la realidad de tu matrimonio y tu pareja.

En cartasdeamor.club encontrarás textos e ideas para intentar recuperar a tu esposo y reconducir la situación.

Carta a la amante de mi esposo cuando se desea recuperar el matrimonio:

Cuando a pesar de conocer la realidad la mujer puede confrontar con valentía las dificultades y se resuelve a intentar en pareja de sanar todas las heridas y rescatar el amor y la estabilidad del matrimonio. Aquí como una mujer se plantea superar la infidelidad, dejando un mensaje sanador a través de una carta a la amante de mi esposo, siendo un ejemplo de fortaleza y claridad:

Tal como te dije cada quien da lo que tiene, no puedes ofrecer aquello de lo que careces, y en mi caso no te hare daño porque no está en mi naturaleza.

Para ti fue muy fácil caer en brazos de mi esposo, él es maravilloso, a quien solo puedes conocer plenamente día a día, conviviendo con él como yo, quien es un gran padre, sobre todo al abrir su corazón y mostrar el niño que lleva dentro. Tú sólo has visto lo que quiso mostrarte para llevarte a la cama y satisfacer algunos deseos.

Solamente tú decidiste y elegiste aceptar esa posición de ser la amante de mi esposo. Por ello quiero hacerte varias preguntas: ¿Por qué pensaste que tenías derecho a meterte en una familia?¿Qué te hizo pensar que podías lastimar a una mujer que no sabía de tu existencia y jamás te haría daño?¿Quien te ha dado el derecho de lastimar a mis hijos? Unos pequeños que aman a su familia y adoran ver a sus padres juntos. Ellos no te han hecho ningún daño. ¿Qué pensarías si alguien lastimara a tu hija?¿Acaso sabes lo que se siente que alguien te lastime sin motivo alguno? Eso es lo que estoy sintiendo en estos momentos.

Tengo muy claro que no eres la única culpable, pero en las relaciones de pareja las mujeres marcamos las pautas y tu aceptaste esta situación, explícame entonces: ¿Qué esperabas de este romance?

Has causado en mi vida un dolor muy grande, y aunque tenía mis sospechas porque lo conozco muy bien, el golpe fue tremendamente fuerte, porque mi esposo se mantuvo siempre aquí a mi lado atento, cuidándome y amándome. A pesar de que en algunos momentos estuvo distraído y distante, siempre se mantuvo aquí conmigo, a mi lado.

Es lamentable que tu hayas vivido lo mismo en tu matrimonio, que tu corazón haya sido destrozado sin remordimientos ni misericordia; por lo que no te importó causar el mismo dolor a otra pareja, y dañar a otra mujer. Realmente aplicaste el dicho: “no sé quien me lo hizo pero sí quien me lo pagará”. A resumidas cuentas considérate pagada desde el momento que conozco de tu existencia, porque has provocado muchas lagrimas y días llenos de decepción, enterrándome en una profunda tristeza que como tu definiste.. es un infierno.

Reconozco que ha sido duro, no he estado bien¸ sin embargo él ha vuelto a mi lado, mi esposo a regresado a su hogar, con muestras de arrepentimiento y con deseos de reparar el daño y reconstruir el amor perdido. ¿Y sabes qué? Le creo, pues le pedí que me dejara y se fuera contigo, que era libre de irse, pero ¿Qué crees? No lo considero ni por un segundo. ¿Acaso creíste que más de 20 años juntos no han significado nada para él?

Después de saber de tu existencia él ha soportado mi mal humor, insultos, gritos y llanto acompañándome y abrigándome entre sus brazos, aunque aún sigo preguntándome ¿Por qué me hizo esto?.

Debo admitir que tu presencia nos obligó a tocar fondo, a revisar y considerar tantos años de rutina, el verdadero sentido del compromiso, las ocupaciones, los niños, el trabajo que nos alejaron poco a poco, y fue una oportunidad que no desaprovechaste.

Aun no sé si podremos superar esta difícil prueba, pero él está dispuesto a realizar todos los esfuerzos para no perderme y conseguir mi perdón, aun continua llorando su error y rogando mi perdón como no lo creía capaz. Yo tampoco deseo perderlo y hago mi mayor esfuerzo por logar perdonarlo. Además mis hijos son niños maravillosos que merecen crecer en una familia unida, libres de dolor y tristeza.

Te diré lo mismo que a mi esposo: ojala su romance haya valido mis lágrimas y profundo dolor. Solo me queda desearte que nunca más seas lastimada en la vida, porque realmente nadie lo merece y te deseo que tengas una vida feliz y plena.

La esposa de tu amante…

La carta a la amante de mi esposo puede ser evidencia de un aprendizaje de vida

La mayoría de las veces la infidelidad del esposo no puede ser superada por la pareja, llegando al rompimiento definitivo del matrimonio. Sin embargo, esta lamentable experiencia puede servir de aprendizaje de vida para la mujer, quien debe valorarse como persona y exigir ser tratada con respeto sin permitir que su corazón sea maltratado.

Aquí un ejemplo de cómo una mujer puede ver dentro de las dificultades una oportunidad de avanzar.

Sospeché que existías desde el primer momento. Porque mentirte. Tu llegado aconteció cuando cesaron los abrazos, los te quiero, incluso las ganas de tener sexo, apareciste desde aquel instante donde el celular sustituyó al control del televisor, y eso es mucho.

Sin embargo soporte tu existencia por dos meses, si dos desgraciados meses o más. ¿Te preguntarás por qué? Simplemente me deje convencer por mi ingenuidad de negarse a creer que todo el amor que me había jurado se había acabado de la peor manera: con la sucia traición y el despreciable engaño.

Pero esta ingenuidad no pudo silenciar el sexto sentido que tenemos las mujeres y que no me permitía descansar. Además de eso, claro está los rastros de labial corriente que dejabas en el auto de mi esposo cuando salían a pasear mientras yo trabajaba o cuidaba de mis hijos, lo cual poco a poco me fue abriendo los ojos.

No puedo negar que me sentí morir, mi cabeza a punto de explotar y el corazón se me quería salir del pecho, con un fuerte deseo de deshacerme de ti y de él. Sin embargo todo esto me enseño algo amante de mi marido, ¡tú me enseñaste a recuperar mi amor propio!

Recordé que nunca debo olvidar que me respeto, lo lamento por ti, pero soy una mujer fuerte, de carácter de hierro, forjada en una sola pieza capaz de abrazar la vida y avanzar. Decidí pararme frente al espejo y decirme viéndome a los ojos lo mucho que valgo, porque el amor no se mendiga. Quienes fallaron fueron ustedes, él como pareja y tu como mujer, porque cariño seamos sinceras quien se digne de ser mujer no se conforma con migajas de amor que yo puede haber dejado.

Cuando él me confesó que existías, te llamó error, pidió perdón, me imploró una nueva oportunidad; pero me di cuenta que su aventura solo sirvió para establecer nuevos parámetros, no me comparo contigo ni con nadie, él me ahorró ese desgastante bocado, porque el mismo fue quien me observó perdida e intento valorarme, pero ya era muy tarde.

No puedo negar, querida amante de mi esposo que causaste mucho revuelo, fue muy fuerte, pero para tu mala suerte soy de las que cree que las cosas suceden por alguna razón importante en la vida. Debido a que te cruzaste en nuestro camino, me permitiste ver que ya nuestro matrimonio había fracasado y que solo existía basado en pretextos y rutinas. Me ahorraste muchos años de sinsabores y tristezas, y aceleraste el proceso de evitar los pretextos para no dejarnos.

Querida amante de mi esposo, lamentablemente te enfrentaste a la mujer equivocada, porque hagas lo que hagas el jamás volverá a ti, a sabiendas que tuvo todo a mi lado y lo perdió.

Según sus palabras tú solo fuiste un error, y para desgracia de él, a mí su amor ya no me interesa.

¿Por qué escribir una carta a la amante de mi esposo?

Es muy difícil para toda mujer tener que sufrir la tristeza y la decepción de la infidelidad, sobre todo el conocer de la existencia de otra mujer en la vida de su esposo. Es un suceso que marcará su vida sentimental.

Solamente la esposa puede tomar la decisión más apropiada para su matrimonio, y definir qué rumbo seguirá su vida: si su decisión será positiva con la intención de recuperar el amor y reconstruir la confianza perdida junto a su esposo; o si por el contrario terminar cualquier tipo de relación con su esposo sin posibilidades de retorno, cerrando el capitulo y seguir adelante.

Lo importante es, estimada mujer, que la decisión que tomes sean en beneficio de tu amor propio, recordando que solo tú tienes el poder de darle a tu vida el valor que tiene, desarrolla todo tu potencial al lado de la persona que realmente te aprecie y respete; si lamentablemente te ha tocado esta difícil situación reconocerás la fortaleza, valentía y carácter que posees para ofrecer.

Amante de mi esposo…

Estas palabras que escribo son para mí, pues realmente necesita sacar todas las emociones que me ahogan, no deseo sentir más rencor, y volver encender en mi alma la luz de la alegría por la vida, porque creo que no es justo que sufra por culpa de otros.

Esta situación es provocada solamente por un hombre que no pudo escoger a su familia por sobre toda tentación. Sé que he dicho muchas cosas, realmente necesitaba sacarlas porque el dolor me lastimaba.

Quiero que sepas querida amante, que ganaste, te apropiaste del hombre infiel y, la verdad, me alegra. No me malinterpretes, no me alegro por tu desdicha, estoy feliz por mi dicha.

Cuando apareciste en nuestras vidas no tenía idea cual era la razón, ahora en cambio puedo ver todo con gran claridad, me siento liberada, ya no tendré que esperar por horas y horas a que regrese, no me preocupare por su bienestar, ni me afligiré por los rastros de labial en su ropa.

Hace tiempo que recuperé mi paz, he vuelto a descansar plácidamente en las noches, a disfrutar del tiempo a solas, de auto reconocerme, a darme atención, pero sobre todo a amarme por sobre todas las cosas. Estos momentos de soledad me han permitido encontrar a la mujer plena y feliz que había perdido.

Ojala no te caiga la realidad como un balde de agua fría, porque la verdad no soy una mujer que guarda rencores.

Espero que su aventura dure, y que él no pretenda volver a mis brazos a llorar por atención, porque no estaré dispuesta a recibirlo.

La verdad, no tengo nada que perdonarte, pero si agradecerte que me hayas hecho dar cuenta que merezco mucho más que ese poco hombre que no merece la compañía de una mujer de verdad.

Gracias…